• ORIGEN

    “El totalitarismo atrae a las peligrosas necesidades emocionales de quienes viven aislados y con miedo al otro”..

    Hannah Arendt


    El Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR) es un órgano vivo; respira, siente, reacciona y tiene memoria. Esta web quiere ser un recorrido por las propuestas que hemos hecho, con la esperanza de que nuestras acciones definan quiénes somos y queremos.

    Nacimos gracias a un impulso colectivo. Queremos volver a agradecer a todas las personas en el mundo que quisieron que existiéramos. El compromiso con nuestros 915 fundadores y con nuestra realidad nos dio las fuerzas necesarias cuando pasamos por momentos difíciles.

    Desde su concepción INSTAR se ha pensado como un espacio democrático y horizontal, donde las decisiones se toman por consenso. Nos interesa revindicar justicias sociales y derechos, a veces ajenas al contexto cubano, como son salarios justos, maternidad trabajadora, proyectos y artistas independientes, respeto a la libertad de expresión, el rescate de la memoria histórica del arte y la sociedad civil independi ente y construir un proyecto con personas que piensan diferente pero que quieren hacer un país para todos.

    Creemos que la educación cívica es la respuesta a la violencia política, la cultura es el pilar desde donde erigir una mejor ciudadanía y la transparencia institucional un deber y un derecho. INSTAR es un espacio seguro que, sin proponérselo, protege a otras organizaciones, activistas y artistas.

    Todo el que haya hecho un proyecto de este tipo sabe que su crecimiento y sus aciertos se deben a quienes han dado su tiempo y energía de equipo. Quiero agradecer a todos los que han sido parte del núcleo INSTAR (por orden cronológico) Deborah Bruguera, Clara Astiasarán, Valia Garzón, Miguel Lara Hidalgo, Carla Kasumi, Vered Engelhard, Dean Luis Reyes, Marta María Ramírez, Ricardo Figueredo, Camila Lobón, Juliana Rabelo, Lynn Cruz, Gretell Kairús, William Iglesias Puig, Omara Ruiz Urquiola, Jorge Enrique Rodríguez Camejo, Fabiana Salgado, Ezequiel Rodríguez Crespo, Claudia Patricia Pérez Olivera, Yanelys Matienzo, Aminta D´Cárdenas y a todos los colaboradores que por el camino nos dieron consejos, hicieron críticas constructivas y nos dieron luz. Nuestro cariño al público fiel, que son ya amigos, y que se unieron a nuestra invitación a no esperar y empezar a construir el país donde queremos vivir

    Tania Bruguera
    Fundadora y directora INSTAR









  • ACTO FUNDACIONAL

    El 20 de Mayo de 2015, en la sede del Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR), sita en Tejadillo 214, Habana Vieja, Cuba, Tania Bruguera realizó un performance que consistió en la lectura, por 100 horas consecutivas, del libro Los Orígenes del Totalitarismo, de Hannah Arendt. Los lectores se sentaban en un sillón con un micrófono y transmitían, a través de un altavoz, el texto de Arendt. Salían libremente a las calles circundantes de la casa, llegando a todos los que pasaban por allí. Las puertas del Instituto permanecieron abiertas esos casi cinco días. En el evento, ocurrido en el contexto de la XII Bienal de La Habana, leyeron unas 50 personas y asistieron más de 100, entre transeúntes, vecinos, estudiantes, curadores, artistas, activistas y curiosos. Esto definió el público con el que aspira trabajar INSTAR.

    Algunos de los involucrados no conocían la obra de Hannah Arendt, ni qué era un performance o el artivismo. La obra de esta pensadora no es parte de los planes de estudios en el sistema de enseñanza en Cuba. En este contexto, su obra es solamente conocida por un reducido grupo de estudiosos e intelectuales. Asimismo, el performance tiene una tradición en Cuba, pero es sólo una práctica conocida por artistas. Los activistas no estaban familiarizados con el concepto de artivismo, que es un neologismo formado por la unión de las palabras: arte y activismo. En consecuencia, se asume que el arte tendría una responsabilidad social con su contexto y, el activismo no se limita a repetir las mismas consignas o estrategias, sino que propone opciones creativas y novedosas. Estos tres elementos constituyen la base referencial, conceptual y operativa del Instituto y su identidad .









  • MOTIVACIONES GENERALES

    El 17 de diciembre de 2014, los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anuncian el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Esta noticia conmocionó a todos los cubanos. La reacción de Tania y Deborah Bruguera fue escribir una carta donde se hacían preguntas al presidente cubano sobre lo que significaba en la práctica esta nueva decisión que terminaba, sin explicación, una política de su mismo gobierno que afectó la vida de todos los cubanos. Este documento fue publicado en la plataforma Facebook. En menos de una semana, más de 20 000 cubanos residentes en varias partes del mundo y con posiciones políticas disímiles se unieron a un diálogo sin precedente, en los últimos periodos, sobre el futuro de Cuba.

    En aquellos momentos ni el Internet ni Facebook eran accesibles o populares en Cuba, razón por la cual se pensó en crear un espacio físico para que los cubanos en la isla pudieran hacer parte en el diálogo, en las mismas condiciones de libertad de expresión que gozaban quienes poseían la virtualidad de las redes sociales. Se empleó como referencia para operar en el espacio público en Cuba una obra anterior y conocida de Tania Bruguera, “El susurro de Tatlin #6”. Como era de dominio colectivo, el público se apropió de la secuencia participativa. La pieza en su conjunto contenía tanto el aspecto físico como el virtual y se nombró #YoTambienExijo (#YTE).

    #YTE consistía físicamente en instalar un micrófono en la Plaza de la Revolución, escenario de multitudinarios reclamos de los cubanos, para que todos pudieran expresar, por un minuto, su anhelo de Cuba futura.

    Esta obra performática esencialmente inclusiva, no fue aceptada por el gobierno y, como consecuencia, más de 83 personas fueron detenidas, incluida la propia Tania. El gobierno no reconoció que se trataba de una iniciativa ciudadana y cívica como respuesta a la situación de cambio que se gestaba. El pasaporte de Tania Bruguera, entiéndase todas las prerrogativas que acompañan este documento, le fue retenido, se le prohibió salir de la ciudad y estaba constantemente vigilada. Pasados nueve meses, fueron retirados todos los cargos legales por falta de pruebas, con la advertencia de no volver a hacer la misma obra.

    Una característica permanente, en los más de 30 interrogatorios a los que fue sometida Tania, fue que, para esgrimir elementos inquisidores, los agentes de la Seguridad del Estado tenían que entender primero sus referencias artísticas. Un momento revelador fue cuando para acusarla hicieron referencia a Vladimir Tatlin, y la interrogadora recitó de memoria la biografía del arquitecto y artista ruso, disponible en Wikipedia. De ahí surgió la idea de producir obras que, para ser interpeladas y censuradas por la autoridad, obligaran a estudiar a los funcionarios y oficiales encargados de censurar. Se seleccionó para lo que fue el primer ejercicio del Instituto, la lectura de Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt, y el recurso del artivismo como medio didáctico cívico, con el objetivo de evitar la violencia generada por la incomprensión y la ignorancia.

    La respuesta que tuvo este evento fue tan inesperada como interesante. El gobierno decidió desviar una brigada de obras públicas que trabajaba en La Habana Vieja, para romper la calle delante de la puerta de la casa con unos martillos neumáticos, cuyo ruido dificultaba escuchar la lectura. No calcularon, por su parte, el espacio de silencio durante el horario de almuerzo de los trabajadores, momento que se utilizó para leerles el texto a esos obreros que rompían la calle. La brigada se retiraba a las cinco de la tarde; después se volvía a leer durante toda la madrugada. Esto marcó nuestra identidad: generar otras respuestas del gobierno, y crear intersticios funcionales a nuestra respuesta creativa.

    Después de ese evento se pensó que era una buena idea no dejar estas experiencias como acontecimientos aislados, sino convertirlas en un esfuerzo sostenido para la educación cívica que, a través del arte y el activismo, convirtiera los deseos en acciones; y con ello, crear un nuevo vocabulario para el espacio público en una transición inevitable. Se pensó en hacer una institución en respuesta a la ausencia de carácter cívico de las existentes en Cuba, generando una plataforma de diálogo que propicie la no violencia como respuesta.

    Ya se había hecho un proyecto anterior con carácter pedagógico, la Cátedra Arte de Conducta (2003-2009), que reafirmamos como un precedente. Algunos artistas jóvenes preguntaban cuándo se volvería a abrir la Cátedra, y Bruguera pensó que debería actualizar la experiencia, en tanto urgencias y ausencias a las cuales responde un proyecto de esta naturaleza, pero también respecto al acceso y la participación. Fue así que se pensó en Instituto en lugar de Cátedra, en educación cívica que dispone del arte, y en Arendt además de Michel Foucault. Decidimos constituir el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR); verbo transitivo en español que designa una invitación a la acción ante una urgencia, y contiene la fuerza energética detrás de otro verbo: poder.